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Juzgar no es malo

¿ Esta  prohibido  juzgar  según  la Biblia?

Hace  ya mucho tiempo  que escucho a muchos  buenos intencionados creyentes decir, y pronunciarse  en contra  de señalar y juzgar a los demás. Con  sincera  pero  equivocada escusa de  que  nadie  tiene derecho  a  juzgar sino  solo Dios. Y hasta  cierto  punto eso es cierto, de hecho  la biblia  lo deja  así establecido. “ No juzguéis, y no seréis juzgados… ”  Lc.6:37. 
Para entender  el termino juzgar  desde un punto  meramente secular, buscaremos que significa  según  la real academia de la lengua española  “juzgar”.
“Dicho de la persona que tiene autoridad para ello: Deliberar acerca de la culpabilidad de alguien, o de la razón que le asiste en un asunto, y sentenciar lo procedente. Formar opinión sobre algo o alguien.  Afirmar, previa la comparación de dos o más ideas, las relaciones que existen entre ellas."
Esta  claro que  “juzgar”  asiste  a aquellos  que están capacitados, instruidos  y que le asiste la razón  ante una situación. Que  tiene  la capacidad  de  formarse  un criterio imparcial y así determinar  si  aquello, sea un acto oh  dicho, es justo oh correcto. La  Palabra  de  Dios  ciertamente aconseja  no juzgar  y quien  lo haga  tendría que  tener  la suficiente  solvencia  moral para hacerlo.
 “Por lo cual  eres inexcusable, oh  hombre, quien quiera que seas tu que juzgas; pues  en lo que  juzgas a otros, te condenas a ti mismo; porque  tu  que juzgas haces  lo mismo.”  Rom.2:1 
 De  manera  que  no  somos  capases  de  juzgar por  mas  justo  que  podamos ser  oh creer serlo. Y  las veces  que  lo  hacemos  es posible  que  nosotros  mismos  de  alguna  forma  hagamos  lo  mismo  que hace al que estamos juzgando, incluso peor.  En  cambio  como  lo  dice  el apostol Pablo: 
“En cambio el espiritual (El hombre espiritual )  juzga  todas  las cosas; pero el  no  es juzgado de nadie. ”  I Corintios.2:15
Es claro  que ese  hombre  espiritual  solo es  uno, nuestro Señor  y salvador Jesucristo. El fue y es, el  único capas de señalar  y juzgar  y nadie  le  puede  juzgar a el. Lo más  que podemos  nosotros  hacer  es  aprender  a  perdonar, amar  al  que  nos hace daño, porque  solo  haciendo  esto  estaremos  cumpliendo  la ley del Señor.
Bien, creo  que  he sido claro  y enfático  en  decir, que nadie  tiene  derecho de  juzgar y señalar, sean la que sean  las circunstancias  por  las  que  estemos atravesando, oh  lo  injusto  que  se  pueda ser  con  nosotros  o  los demás.  Pero  hay  un pero  y de  ello  deseo  brevemente  hablar. Cuando  alguien  dice  que  no  hay  que juzgar  porque solo Dios  tiene ese derecho, no  esta  equivocado  en decirlo.  Pero  cuando  hablamos de  señalar  y  juzgar  las acciones, hechos y dichos  que algunos  alegremente  hacen, no  estamos  cometiendo ningún  agravio  y menos  juzgándole. Sino  todo lo contrario, estamos señalando  sus hechos  que muchas veces  quedan impune  porque se  dice “  que no debemos juzgar al hermano ”
Allí el termino  “juzgar “  tiene  que ver  con aquel  que posee la “autoridad ” “moral ”  para señalar y desmentir  una mentira  oh  una  enseñanza  falsa.  No es juzgar  a la persona  ya que no es nuestra competencia y  mucho  menos  tenemos  la moral en el terreno  que solo le compete a Dios  para hacerlo. Pero si  nos asiste  el derecho  a  pensar, razonar  y sopesar  algún  hecho  que  nos resulte  sospechoso  y que atente  contra  la palabra de Dios.  Toda  cosa  que se  haga  por parte  de  un hombre  que predica la palabra, oh  persona  que tenga  un  cargo  gubernamental oh político,  tiene  que ser  cuestionado  cuando  el  caso así  lo  admita. Pero  en el caso de  los  que servimos  al altar, a la iglesia del Señor, nuestros actos (no hablo de la persona ) deben  ser  juzgados  conforme  a  la palabra  de  Dios.
“ Estas son  las cosas  que  habéis  de hacer:  Hablad  verdad  cada  cual  con su prójimo; juzgad  según  la verdad  y  lo  conducente a  la  paz  en  vuestras puertas ” Zacarias.8:16
El  mismo  Apóstol  Pablo   autorizo  inspirado  por el Santo Espíritu de Dios, a que las profecías  fueran “juzgadas”. Aquí  vuelve a usarse el término “juzgar”, no como  el que tiene la moral, la capacidad  para juzgar  a  alguien, sino  el contenido  oh  hecho; en  este caso  la  profecía. Ella  debe ser  analizada  a  la luz de la Palabra, verificar  que  la misma  no esté introduciendo  otro elemento  que no sea  el que ya existe. Si  la misma  no  supera  el examen  de  las  Escrituras, debería ser desechada  y señalada  como  falsa.
“ Así  mismo,  los profetas  hablen  dos  o tres, y los  demás  juzguen ”  I Corintios.14:29. 
Observe  que  claramente  el apóstol  ordena, que  el pueblo, la iglesia, los lideres y  todos  los  que componen  esa  comunidad  cristiana y los mismos profetas, juzguen  si esa  profecía  se  ajusta  a  la Palabra  de  Dios. Pero  no se  esta juzgando al profeta como tal, sino el contenido de lo que  el  profeta dice. Y así  podemos  transpolar  esta verdad a otras  esferas  dentro de  la iglesia. Como por ejemplo: ¿Que es lo que nos están predicando  hoy  día,  cual es  el verdadero  motivo  que hoy  todo el mundo  quieren ser  ministros de alabanza, que hay detrás  de cada  profecía  que hoy  se  proclama, que hay de cierto  en  los movimientos neo pentecostales, que  hay de verdad  en  las grandes  megas iglesias?. etc., etc.
No  hay nada de malo  en ello, sino  todo  lo contrario. Es saludable  e  impide  que seamos  confundidos y engañados. Los de Berea (la iglesia )  tenían  muy  claro  cuál era  su  responsabilidad, y  por ello fueron  considerados hombres  sabios  y  nobles, pues  aprendieron  a examinar  y juzgar  con  correctamente  incluso, lo que el mismo apóstol  Pablo  predicaba.
“ Y estos  eran  más nobles  que los que  estaban  en  Tesalónica, pues recibieron  la palabra  con  toda  solicitud, escudriñando  cada  día las Escrituras  para ver  si estas cosas eran  así. Hechos.17:11
Quedarnos inmóviles, viendo  lo que sucede a nuestro alrededor. Incapaces de lanzar una voz de alarma  ante  hechos  que manchen  el nombre de nuestro Señor, y  perjudiquen  la fe de otros, en el caso de aquello  que aun  no conocen al Señor, debería ser  muy preocupante.  En mi intuición  de ciervo del Señor, veo en esto  algunas  penosas verdades. Primera verdad, muchos  no  levantan  su  voz  en  denunciar   algunos hechos dentro de la iglesia, porque  son  unos  perfectos  ignorantes, analfabetos  espirituales en cuestiones  bíblicas, y perdónenme  por ser  tan directo  y duro, pero es  la pura y triste verdad.  Falta  una  buena dosis  de enseñanza  dentro de nuestras iglesias, para  que el pueblo  sepa que  cuando  el león  ruge  es  porque  esta cerca, y  que aprendamos a correr  y a advertir a los demás. La otra verdad, es  que  muchos  conociendo la verdad, han  hecho de ella  un  medio de vida y ganancias deshonestas,  no se animan a denunciar  y  juzgar  porque  tienen  mucho que perder y aun  peor, quizás  estén  en el  mismo desenfreno  de esos  intocables. Tercera verdad, algunos  al denunciar  estos  abusos, se  vean  reflejados  en  los  actos de estas personas.
Una ves  mas repito, no  hay nada de malo  en  señalar  los actos  de  las personas, llámense  ministros, evangelista, supuestos apóstoles, maestros  oh  laicos. La  iglesia  está  en la obligación  de  señalarles  y  juzgar  sus  actos. No hacerlo  nos estaríamos  haciendo  cómplices  y culpables. Es  más  fácil  decir  que sea  Dios  quien  los juzgue, es solo y únicamente  Dios  el  que tiene  la autoridad  para desenmascararlos  y  condenarles. Eso  es  cierto, pero e s  que  no hablamos  de  juzgarles a ellos  y  mucho  menos  repito, acusarles. Pero si  es  nuestra  responsabilidad  exigirles  responsabilidad  cuando  sus  hechos  y  palabras  contradicen  las  Sagradas  Escrituras, en un acto  de  adultera miento  de  la  eternas  verdades. Es  más fácil  dejarle  todo a  nuestro Dios, ya  que  exigir  y denunciar  significa, a que  se  nos señale y  se  nos critique  incluso, se  nos vea  como  una  especie  en  extinción. Pero es preferible que sea  así, que callar  y  juzgar los  hechos  que  hoy  lamentablemente se  están  dando  en  el ceno de la iglesia.
En el primer párrafo, dije  que “juzgar” solo  le es conferido a aquellos  que tienen  solvencia moral  y espiritual.  El apóstol  Pablo  lo  llama “El hombre  espiritual”. Ese hombre  espiritual que es capaz  de  señalar, juzgar  con justicia  y verdad, que mira  y conoce los corazones de los hombres; es Jesucristo  ahora viviendo  por medio de su espíritu  en nosotros. El Espíritu  Santo  nos da  testimonio  cuando algo  es correcto, pero  también  cuando  no lo es. Nos  anima  y nos felicita  cuando  hacemos las cosas bien, pero también  nos  confronta  y  nos disciplina  con amor cuando no. Pero  aun  más  el apóstol  nos  declara  una  verdad  maravillosa:
“aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),  y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”  Efesios.2:5-6
“El cual  fue  entregado  por nuestras transgresiones, y resucitado  para nuestra justificación.” Romanos. 4:25
El sacrificio de  Cristo en la cruz, nos justifica ( aprueba delante de Dios , aunque no lo merezcamos )  y nos  ubica  juntamente con  Cristo  mismo  en los lugares celestiales. Es cierto que no estamos físicamente  en  ese  glorioso lugar  por el momento, pero  un día (aunque espiritualmente si) estaremos  por siempre con el  allí. Eso significa, que  nosotros  estamos  capacitados  a denunciar, señalar y juzgar  los hechos  que los hombres  hagan. Es Cristo en nosotros y es por medio de nosotros, que Dios  actúa  de  manera soberana, por eso  hoy  el Espíritu Santo  mora  en nosotros, y el  nos guía, nos muestra  y nos  indica  las cosas  que tengamos  que hacer y decir. En  el primer  siglo  la  iglesia  fue  perseguida, atribulada, martirizada, porque esos  santos  hombres  y  mujeres de Dios  supieron  levantar  su  voz  para denunciar  lo  que  era  incorrecto, incluso a los  que se decían  ser  apóstoles  del Señor, cuando en realidad  eran  lobos  vestidos de  oveja.  En cierta ocasión, el  mismo  aposto  Pablo  tuvo  que  confrontar cara a cara  al apóstol  Pedro, por  una  actitud  y acción  que en  nada  glorificaba el nombre  del  Señor,
“Pero cuando Pedro vino a Antioquía, yo me opuse a él frente a frente, porque era reprensible. Pues antes que viniesen ciertas personas de parte de Jacobo, él comía con los gentiles; pero cuando llegaron, se retraía y apartaba, temiendo a los de la circuncisión. “Gálatas. 2: 11-12
Debo  dejar bien claro, el juzgar a los hombres  es  asunto de Dios y  nadie  puede  cambiar eso, pues  toda actitud  que avergüenza  al Señor  y al evangelio, es producto de  su corazón  y quien  lo  podrá  conocer; solo Dios.  Pero  en cuanto  a  asuntos  que  tienen  que ver  con  su  comportamiento, lo que hacen  y  hablan, es  nuestra responsabilidad  juzgar  y señalar  ya  que es  parte de  nuestra tarea. Y con  hacerlo, no estamos  considerándonos jueces  y  mucho menos. Todo  aquel  que  desempeñe  una labor  dentro del cuerpo de Cristo, su iglesia, está en la obligación (como también el creyente simple y corriente ) , pero sobre todo los que predicamos, pastoreamos  oh  dirigimos  los  negocios de nuestro padre  a  mantener  una conducta  que  sea  consecuente  a  lo  establecido  en  las Sagradas  Escrituras.  Que se  nos señale  y se  nos reprenda  en un determinado  momento, debería darse  con  más  frecuencia  y sería  saludable  para la iglesia del  Señor. Pero  lamentablemente, algunos  osados  consideran  que son  intocables, quien  se  atreva a señalarle  oh  juzgarle  por  sus actos irresponsables, reaccionan  maldiciendo  y  amenazando.  Algunos  incluso  no aceptan  ningún  tipo de reprensión  ya  que según  ellos,  solo  Dios  y  únicamente Dios  les  puede  llamar  la atención.  Ignoran  ellos  que  la iglesia  somos  todos  los  lavados  en la sangre  del cordero, y  que  todos  tenemos  la responsabilidad  de  denunciar, aconsejar  y  reprender  como  parte de  un  todo; el cuerpo de Cristo.

Desde  los 15  años  he caminado  con el Señor  y  durante  estos  33  anos,  jamás  he  visto  tanta locura  y enseñanzas  violando  repetidas  veces  las santas  escrituras.  Es  horrible  las cosas  que uno oye  y ve, desde  alguien  amenazando  literalmente  que si  tuviera  una  pistola  espiritual, le  volaría  la cabeza  a  esa  persona. Otros  declarando  palabras proféticas  que  nunca se  cumplirán. Si  tan  solo  viviéramos  bajo  el principio de la ley, en donde  queda  claramente  establecido  que el  profeta  que  dijere  palabra  profética  que no se cumpliere, no sea tomado como tal. La Biblia nos dice como distinguir los falsos profetas de los verdaderos.
"El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá. Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él."  Deuteronomio 18:20-22

Por  otra parte, se habla  de  prosperidad  y se olvidan de lo más elemental del evangelio; el amor, el temor  y  la  predicación. Los temas  son  variados, desde  unción, conquista de las naciones, hasta  ser  un  campeón  visualizando  lo que quieres  ser. Cuando  hablamos  de estas cosas, es  cuando se levantan  estos  hermanos sinceros, que seguramente  por ignorancia  y por desconocer  las Sagradas Escrituras  se  dejan  atemorizar, engañar  y anular  por  las  palabras  de  estos  hombres que se dicen ser  iluminados de Dios. Estos  hermanos  que  se enojan  cuando  a  la luz de la palabra  hablamos y ensenamos, sin  duda alguna  no  tienen  un criterio  formado  centrado  en  la única persona  capaz de juzgar  y decir las cosas  como  son; la persona de Jesús.  Son  guiados  por  emociones, a estos  Pablo  llama “ sensuales ” El termino sensual aquí, no  nos está hablando  del sexo  oh  la sensualidad que conocemos, sino de  los sentidos, las emociones que  muchos  utilizan  para  afectarnos; ¡ atención ¡
Como os decían: Que en el postrer tiempo habría burladores, que andarían según sus malvados deseos. Estos son los que hacen divisiones, sensuales, no teniendo el Espíritu. Judas.1:19.

Hoy  la iglesia, cada uno de nosotros  que  la  componemos, estamos  en la responsabilidad  de  denunciar   los extravagantes  y desmedidos abusos  que , incurren  muchos. Utilizando  de  manera  inapropiada  las   Sagradas Escrituras. Estamos  en  la  urgente  necesidad  de  ponernos en la brecha  y  hacer  uso de  nuestra  autoridad, y  pronunciarnos  e  manera  clara  y diáfana con  respecto  a  los  hechos  que hoy  sufre  la iglesia. No  podemos  callar y decir que eso  no  es  asunto  nuestro,  pues  sería  como  darle  la espalda  al Señor.  Juzgar  los  hechos, las acciones, las actitudes  y  ponerlas  sobre  una balanza  no  nos  hace  a  nosotros  jueces y  mucho  menos  nos  convierte  en  abusadores de  un derecho  que solo  tiene Dios. Sino  en personas  responsables  y  sobre  las cuales  nos a puesto el Señor. Su venida por su iglesia (El gran Rapto )  se  dará  en cualquier momento, por tanto  ahora más  que nunca  debemos  hacer uso de  nuestra autoridad  conforme  a la verdad.
“ Aguardando  la esperanza  bienaventurada  y la manifestación gloriosa de nuestro  gran Dios  y Salvador Jesucristo, quien  se dio a  sí mismo  por  nosotros  para redimirnos  de  toda  iniquidad  y  purificar  para sí  un pueblo  propio, celoso  de  buenas obras.  Esto  habla, y exhorta  y  reprende  con  toda  autoridad. Nadie  te  menosprecie. ”  Tito.2:13-15
Estamos  legitimados, autorizados y capacitados  para  contradecir toda  enseñanza, sopesarla  y  pasarla  por el filtro  de  la Palabra.  Nadie  nos menosprecie, que  nadie  diga  que  tu  y yo  no estamos en condiciones  de  juzgar  y señalar  lo que  no es  conforme  a  la  palabra de Dios. Cualquiera  que diga lo contrario  debería ser  reprendido y confrontado. Una persona  que  actúa  y piensa  sin  un criterio  propio, sin  un  análisis  de  las cosas  que suceden, sino  que  dice  las  cosas  guiado  por emocional ismo  repitiendo como  papagayo  y  haciendo  lo  que  oye  y percibe  en su  sentidos  naturales, no  es  una persona  equilibrada  y  justa consigo mismo.  Es por ello importantísimo conocer  la Palabra, estudiarla, meditarla  y aplicarla en nuestro diario vivir. Cuando  la  Palabra  entra a nuestro corazón, en nuestra mente  y se internaliza dentro de nosotros, el Espíritu Santo de Dios que mora en nosotros  toma  esa  palabra  y  la  trae a nuestra  memoria  en el  momento  que  mas  la necesitamos. Una persona  que conoce  la Palabra  y  la vive, no solamente  será  capaz de  exponerla correctamente, sino  que  ella  forma  un criterio  basado  en la persona de Jesús.
“Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman (1 Timoteo 5: 19, 20)
Jesús  es  nuestra mayor inspiración. Un ejemplo  a seguir  de santidad, amor, justicia y verdad. Lamentablemente  muchos  de  nuestros creyentes  miran  mas  a los hombres, a tal grado  que  sus  palabras  llegan a ser ley  y de inspiración. Esas  misma  personas  luego  defienden  y  justifican  lo  que  hacen  estas  gentes, con la escusa  de  que son “ciervos  del Señor ”. Lo curioso  es,  que  jamás  toman (y así lo demuestran sus hechos )   como  referencia  la persona de nuestro Señor  y  salvado  Jesucristo.  Todos  quieren ser  como los famosos  ministros de alabanza, otros  darían  cualquier cosa  por tocar  y  tener  la firma  de  un  exitoso  cantante  del  mundo  cristiano, y así la lista sería interminable. Pero  nadie  quiere  ser  como  Jesús, varón de dolores  y  probado en quebrantos. La pregunta es; ¿Por qué? Sencillo, nadie  está dispuesto a pagar  el precio  que implica ser como él. Morir, negarse, señalar  las cosas  que no son correctas y  quizás  lo más probable, nadie  está dispuesto a  que se les señale  como  alguien diferente  y  capaz  de  llamar  las cosas  como son.  Por  eso  y  muchas  cosas  más,  muchos  que se  llaman  ser  cristianos no quieren  ser  como Jesús.

Debo terminar, pero antes  permítame  querido amigo  y hermano  en la fe preguntarle  lo siguiente. ¿Alguna vez  usted  a considerado  seriamente llevar  ante Dios  algunas  cuestiones  que están sucediendo en el seno de la iglesia, y preguntarle al Señor que piensa de todo eso ? ¿ Alguna vez  a  desarrollado  una línea de pensamiento  no  por lo que digan  los que se dicen ser  ministros de Dios, sino  basado  en la palabra de Dios. ? ¿ Tiene  usted  un  criterio  imparcial, formado  en base  a  las  Sagradas  Escrituras ?  Creo  personalmente  que alguien  que  a  tenido  una verdadera  experiencia  con el Señor, que a nacido de nuevo, debería  constantemente  formularse  estas  preguntas  y  muchas  otras  más.  Mi consejo  es, lee  la Palabra, instrúyete por qué  haciendo estas cosas  te salvaras  a  ti mismo  y  a  los demás. Pero  dejándote  llevar  por los cantos de sirenas  que hoy  adormecen  a  muchos  buenos  y  sinceros cristianos, es  convertirnos  como  dijera  nuestro  hermano  pastor, Miguel Rosell en  uno  de  sus  artículos, “ El silencio de los inocentes ”.

Concluyo  esta  corta  exposición  , esperando  que quien  lea este articulo tenga  la capacidad  de  analizarlo, sopesarlo  y  llevarlo  a  la luz de la Palabra, para  que luego  saque  una  equilibrada  e imparcial  conclusión.  Por  favor  escríbame  si desea  hacerme alguna pregunta, oh  si  es  que  no está de acuerdo.  Estamos  abiertos  para  escucharles  y recibir  sus  criticas,  incluyendo que  mis palabras aquí  sean  juzgadas  conforme  a  las  Sagradas  Escrituras.  Dios  le  bendiga  y  gracias  por  su  atención.